La mejor liga del mundo acaba de comenzar. Nos espera un inacabable maratón de partidos más la propina de los play-off para los elegidos. La liga en la que todo es grande: los pabellones, los egos, los sueldos y los pantalones. Una competición poblada de graduados universitarios con más o menos buen expediente, de extranjeros con o sin estudios y de macarras con su particular interpretación de la segunda enmienda. El torneo que aloja a la tercera parte de los integrantes de la selección campeona del mundo, pero donde jugarán mucho más los integrantes del tercer equipo. Una temporada que será la primera sin el hombre y el puro que hicieron de los Celtics el equipo más laureado de la liga.
Cada año aparecen nuevos rostros que renuevan la imagen de la NBA. La temporada que comienza uno de los mayores impactos –dentro y/o fuera de la cancha– lo protagonizará un tipo blanco, larguirucho, lento, melenudo, con bigote y... diabético. Un trasunto de Larry Bird (comparación fácil cuando nos encontramos ante la enésima promesa de raza blanca) pero con el hándicap añadido de su enfermedad. El tipo es Adam Morrison, alero de gatillo fácil elegido por los Charlotte Bobcats en el tercer lugar del Draft de este año, justo el mismo número con el que fue elegido el jefe de operaciones de la franquicia, un tal Michael Jordan. Morrison es un diabético de tipo 1, y tiene que controlar sus niveles de insulina en la cancha, durante los partidos. Desde el inicio de su inacabada etapa universitaria se ha convertido en toda una referencia en su país para las personas que sufren esa enfermedad. Niega ser comunista, aunque no se corta y cita entre sus particulares referencias personales a Karl Marx, a Malcom X y al Che. Además es beneficiario, como cualquier hijo de vecino con un número alto en el Draft, de un contrato multimillonario y protagoniza anuncios publicitarios. Por cierto, parece que juega bien.
En cuanto al ganador del título apostaremos por los Phoenix Suns. El equipo de Arizona comandado por el MVP Steve Nash y secundado por Amaré Stoudemire y Shawn Marion promete, como siempre, velocidad y puntos. Con algo más de defensa estarán en lo más alto. Tras ellos San Antonio, con Ginobili y Oberto en su equipo inicial, y los últimos finalistas: Dallas y Miami. Como equipo revelación se vislumbra Toronto, el equipo más europeo de los que militan en la NBA, con Calderón y Garbajosa al acecho de los titulares. En cuanto a los otros dos jugadores españoles: a Sergio le llegará su oportunidad, si los Blazers siguen como el año pasado, y para Pau puede que se avecine un año de transición a la espera de poder dar el salto a un equipo campeón.
Publicado en Libertad Digital (11 de noviembre de 2006)
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