El gesto de cabreo con el que Bryant afrontó la rueda de prensa posterior al partido es impagable y entendible. No todos los días se dejan escapar 24 puntos de ventaja, y menos en una final de la NBA. Otro momento para recordar de la historia de las finales.
Ahora lo que hace falta es que sus compañeros se pongan las pilas, igual que él y Phil Jackson, al que le están cayendo palos, justificados, por sus decisiones, sobre todo a la hora de las rotaciones.
Hace 25 años Larry Bird dijo algo parecido tras perder un partido en la final contra los Lakers; habían jugado como unas nenazas. El partido siguiente sus compañeros pillaron la indirecta y Kurt Rambis casi sale sin cabeza en aquella famosa jugada con Kevin McHale (ahora los tiempos han cambiado y algo similar conllevaría pena de cárcel para McHale). Los Celtics se llevaron aquella final.
¿Qué equipo ha sido capaz de remontar un 3-1 en una final de la NBA?
Ninguno.
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