Servidor tenía dudas de que los Celtics fuesen a aguantar toda la temporada regular al ritmo que lo hicieron, incluso, cuando se despejó la primera duda, que fuesen a llegar con fuerza al final de los playoffs. Las dudas han quedado solventadas. El mejor equipo de la liga se ha impuesto, y de qué manera, al equipo de la “súper” conferencia.
Los análisis que se pueden hacer sobre el porqué del resultado final pueden ser múltiples. Que si el banquillo de los Lakers, que si Phil Jackson, que si Gasol ha estado muy “blando”, etc. Al final, lo único cierto es que veintidós años después - ¡menuda travesía del desierto la de los seguidores de los Celtics! – se va a colgar un nuevo banderín del techo del nuevo Garden. Campeones “del mundo” (aquí siguen con lo de el mundo) por decimoséptima vez.
Desde aquí, la enhorabuena al principal responsable del éxito, Danny Ainge, el mismo al que le hemos dado palos estos años anteriores, tras los desatinos continuados que se fraguaban en las oficinas de los Celtics. De estar en el agujero el año pasado a campeón éste. Esperemos que este verano siga con los aciertos.
Algunos dirán que fichando a Allen y a Garnett cualquiera. Que se lo digan al resto de managers de la liga que los dejaron escapar.
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