En la primera mitad del partido la selección española se ha ahogado ante el poderío físico y la agresiva defensa de los norteamericanos. Desgraciadamente, la selección norteamericana ha salido inspirada, como si llevaran mucho, mucho tiempo esperando a que llegara el momento de la venganza, y simplemente no han fallado una.
Por momentos, el partido parece una mezcla de combate de boxeo y de concurso de mates. Hay constantes faltas personales y, por parte del conjunto ibérico, pérdidas de balón (dos de Pau Gasol nada más empezar). Peor aun, algunos jugadores españoles se están concentrando más en protestar a los árbitros que en ganar el partido.
Por ahora, muchas dudas se van despejando. ¿Es el llamado “Redeem Team” el nuevo Dream Team que siga la estela de los que jugaron en Barcelona o emularán el bochornoso papel que hicieron tanto en Atenas como en Sydney? La victoria contra Angola, no tan aplastante como se esperaba, y lo relativamente cortas de las ventajas en los partidos preparatorios contra Australia y Rusia no acababan de eliminar las dudas. Pero, por ahora, el demoledor juego contra los campeones del mundo está haciendo pensar que esta vez sí que han venido a jugar de verdad y a ganar el oro. Contra España, no hay duda, la motivación de los norteamericanos ha sido muy superior a la de anteriores partidos.
Estados Unidos está haciendo su juego habitual en estos juegos olímpicos, con una defensa durísima, robos de balón y jugadas individuales con las que ganan ventaja gracias a su fuerza, capacidad de salto y superioridad técnica. En contraste, el juego de España es más en equipo pero se los ve nerviosos. A ver si se calman un poquito en la segunda parte. Quizá falte un líder en la cancha (¿aparecerá Pau en la segunda parte?) o dos bases en cancha para limitar las pérdidas de balón o un quinteto titular más consistente en lugar de la lluvia de cambios que hace el técnico español. O quizá hace falta que los norteamericanos, especialmente Carmelo Anthony (que suele crecerse con su selección nacional) empiecen a fallar de una vez.
La segunda parte empieza como terminó la primera: 18 pérdidas de balón para España en la primera parte y la cuenta sigue, pero ahora con unos cuantos tapones medio humillantes. Bueno, pues parece que pierden de 22 y con un espectacular tapón de Howard a Marc Gasol antes de un tiempo muerto, la cosa empieza a coger color de grillo. La verdad es que, contra todo pronóstico, España está jugando pésimamente y EEUU, absolutamente crecidos, rozando la perfección. Termina el tercer cuarto 23 puntos abajo y se ven, comprensiblemente, unas cuantas caras desmoralizadas entre los de Aíto.
Para mí, los dos únicos jugadores españoles que se salvan de la quema son el jovencito Richy Rubio, con pases espectaculares y robos de balón, y Rudy Fernández que parece el menos intimidado de todos. Los demás, especialmente Navarro, andan entre despistados y desmoralizados, ya 33 puntos abajo y rezando por que acabe el partido.
119-82 y la cosa huele a plata. Esperemos que, ahora que se ha roto el hielo, la verdadera final sea otra vez entre estos dos equipos, pero que la cosa pinte de otra manera…
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