Reconozco que ya me había olvidado de Stephon Marbury y de su tatuaje en la cabeza, pero hete aquí que me encuentro en la portada del New York Post con el sonriente base y su pulgar -no su dedo corazón- hacia arriba. Voy a la noticia "interior" y entonces estalla la bomba: el próximo destino de Marbury será los Celtics... Por lo visto, su papel estará limitado a jugar unos quince minutos por partido. ¿Acaso no habría tenido "garantizados" más minutos -si no hubiese preparado la que preparó- en Nueva York?
Si todo iba como un reloj por Boston -vale, no tan bien como el año pasado- ¿qué necesidad hay de meter una bomba... de relojería en el vestuario?
Todavía está por confirmarse el acuerdo, así como los detalles del mismo, pero si la relación contractual se extiende más allá de la actual temporada tendremos que esperar sentados, con la bolsa de palomitas, a que empiece el espectáculo. O quizás este tipo todavía es recuperable...
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no entiendo lo de este guey: que caliente banquillooooo
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