En el partido de esta tarde contra los Bulls, McMillan se ha vuelto a acordar de Rudy cuando con la prórroga a punto de acabar había que encestar un triple. Ése es el territorio en el que vive Rudy, más allá de la línea de tres; el otro es el banquillo.
Los números indican que esta temporada Rudy ha dado un paso atrás. ¿Le merecerá la pena aguantar otra temporada en Portland para ver si las tornas cambian? ¿Apretará los puños como Sergio o decidirá, como Navarro, que ya ha visto lo que se cuece aquí? Afortunadamente para él tiene mucho baloncesto por delante. Bastante como para tomarse un "break" en Europa.
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