Adam Morrison pasará al anecdotario de la NBA por muchas y diversas razones: ganador de dos anillos de campeón sin apenas pisar la cancha; número 3 del Draft de 2006, elegido por Michael Jordan; diabético; uno de los pocos jugadores de la liga con inquietudes intelectuales; etc. Además, si no lo remedia, también será recordado como un gran bluff.
Y en eso anda ahora Adam Morrison, en enderezar su carrera. Ha estado en Las Vegas haciendo entrenamientos individuales -como si se tratase de un jugador recién salido de la universidad o de un extranjero cualquiera- con varias franquicias (Washington, Cleveland, Chicago, Boston, San Antonio y Los Angeles Clippers).
Por lo visto, parece que aunque las sigue enchufando con soltura, algunos de estos equipos le han pedido que participe en algún partido de entrenamiento y se ha negado. Quizás sería rebajarse demasiado...
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