Poco tiempo después empecé a oír su voz locutando noticias breves y luego sus reportajes en el Día Después. Más tarde, la NBA. Pasaron los años, coincidimos en alguna ocasión por Valladolid, le seguí viendo en televisión, cuando perdonaba alguna salida nocturna -él las perdonaba todas-, y hasta, me dijeron, se acordó de mí tres o cuatro años atrás durante una retransmisión de un partido de los Warriors.
Las cosas que le pasaron a Antoni y a la NBA en este cuarto de siglo -¡ay!- las relata él mismo en El sueño de mi desvelo. Historias de la NBA con nocturnidad: un libro imprescindible para los aficionados a la NBA y también para los que nos quedamos en Valladolid estudiando Derecho, con predemitación, alevosía y, a veces, nocturnidad.
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Qué recuerdos.
ResponderEliminarJuan, ¿partido de viejas glorias en el Pisuerga? Yo lo arbitro ;-)
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