Cuando por Kansas no han hecho nada más que empezar con la juerga de la celebración del título de la
NCAA, por otros lares la “diversión” consiste en hablar de los jugadores universitarios que dejarán plantados los estudios para otra mejor ocasión.
Los nombres de las jóvenes estrellas están en todos los mentideros y las páginas especializadas en el seguimiento del próximo Draft los incluyen, sin dudar, entre los jugadores que comenzarán el próximo curso de la NBA.
El perfil del jugador que abandona antes de tiempo sus estudios ya no es el del jugador afroamericano (hay que tener cuidado con la corrección política por estos lares) de escasos o nulos recursos económicos que se abandona en brazos del profesionalismo para sacar de la indigencia a su familia. Ahora en la lista figuran nombres cuyas familias gozan de una excelente situación económica, léase Kevin Love. Brook López y su hermano Robin, Beasley, Mayo, Budinger… Muchos de ellos jugadores universitarios de primer año.
El que la NBA sigue perdiendo espectadores seguramente tendrá mucho que ver en el tema. Mientras tanto Stern debe cruzar los dedos para encontrarse con una final Celtics-Lakers. Su pesadilla: un Pistons-Spurs.
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