El Real Madrid ha conquistado la final de la Copa ULEB en Charleroi, la misma ciudad belga, de reminiscencias españolas, en la que hace tres años jugó otra final. Aquella vez tocó palmarla. El Madrid ha sido el favorito de la segunda, no lo olvidemos, competición continental desde el inicio de la misma –quizás se debería pensar en reforzar esta competición con los equipos eliminados de la Euroliga: sin duda se ganaría en calidad–. Hacía más de diez años que los madridistas no levantaban un título europeo y la Copa ULEB, además, era la única que faltaba en sus vitrinas (por cierto, las copas que se entregan en las competiciones continentales son como para no ponerlas en el aparador). El título ha traído un regalo añadido: la plaza para la Euroliga de la temporada que viene. La plaza europea y el nuevo campeonato seguramente harán que el líder de la ACB se relaje de cara a los play-off. Como dejó claro Antonio Martín al final del partido, atrás queda el fantasma de la paliza recibida en la final de Málaga.
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