A
Kiki -ejem-
Vandeweghe le recordamos algunos como aquel compañero de
Fernando Martín en Portland que las enchufaba desde todas las esquinas. Más exactamente, enchufaba las que le dejaba Drexler, que para eso era la estrella de aquellos Blazers, aunque le apodasen
el Jordan Pobre (también le llamaban
Clyde the Glide, lo cual tenía que molar más).
Hasta hoy, KV estaba tan ricamente en la zona noble de los
Nets haciendo las veces de
general manager, pero se le ha acabado el chollete y va a tener que ponerse a entrenar a la banda que la franquicia de Nueva Jersey tiene como plantilla. El tema es que seguramente Vandeweghe tenga buena parte de culpa en el peor arranque que se recuerda en la NBA (0-17). Puede que el ser el responsable máximo sea, precisamente, lo que le haya puesto ante los leones con
un largirucho de Stanford como escudero.
Está visto que hay plantillas que no levantan cabeza y su sino es el volver al pozo tras algún periodo de vacas bien alimentadas. Está visto, también, que a Stern se le fue la mano cuando se puso a ampliar la liga y está bastante claro que por mucho de que se nos hable de que todo está montado - y bien atado - para que prime la competencia, en la NBA hay muchos equipos que tendrían que descender a segunda.